Yano ya no cuenta cuentos

La otra noche estaba viendo por enésima vez un capítulo de los Simpson en la tele. Durante el intermedio, lejos de hacer algo productivo con mi existencia, o simplemente cambiar de canal, me quedé tirada tragándome todos y cada uno de los anuncios que, dadas las fechas y el público mayoritario de los Simpson, no podían ser más que de juguetes.

Si bien algunos no han cambiado, véase El Cocodrilo Sacamuelas, o el UNO -que existen desde que el mundo es mundo y Jordi Hurtado presenta Saber y Ganar- otros, en cambio, han introducido aspectos novedosos para adaptarse a las necesidades de los niños del siglo XXI. El Micronova y el Alfanova se han hecho a un lado para dejar paso al Make Your Case, una estación de manufactura infantil de fundas de teléfono móvil al más puro estilo taiwanés.

El viejo robot Emilio, que en otro tiempo fue deseado por todos los niños, ahora va de gasolinera en gasolinera ofreciendo sus servicios a recios camioneros, a cambio de un trago de aceite de motor que le ayude a olvidar su penosa situación. La vida es así  -se repite a sí mismo- una década presides el baúl de los juguetes del niño rico de la clase, y a la siguiente estás en el contenedor amarillo, entre botellas vacías de lejía y Coca-Cola. Porque, mis queridos lectores, la tecnología punta de los juguete ya no funciona a pilas C, ahora consiste en tablets para niños -que vienen siendo tablets normales, pero más mierder y con filtros anticochinadas- que funcionan con cargador. Ellas, y sólo ellas, son las culpables de que Emilio y Yano Cuentacuentos estén en la mendicidad.
Yano Cuentacuentos.
 Nadie sabe si era un animal del bosque o un anciano. 

No os creáis que todo es progreso, de hecho el juguete que me inspiró para escribir este artículo poco tiene que ver con esa palabra. Me refiero La vaca loca, un juego de mesa en el que lo peor, lamentablemente, no es el nombre. El invento en cuestión consiste en una vaca de plástico con cuatro ubres de goma que los niños ordeñan en función de los designios de un dado. Al tirar de las ubres puede pasar una de estas tres cosas -se entiende que de forma aleatoria-: a) A la vaca le sale por el ojete un vaso de leche, haciendo que el jugador sume un punto. b) Que cague una boñiga, restando un punto. c) Que le salten los ojos, poniendo así fin a la partida. ¿QUÉ COJONES SE FUMAN LOS CREATIVOS DE IMC? La única explicación que se me ocurre para que tal esperpento haya visto la luz, es que el director de los videoclips de Leticia Sabater ahora se dedique a fabricar juguetes.

Y es que estas navidades las heces están de moda. Los perritos animados ya no sólo pasean al apretar el botón de la correa, ahora, en un innecesario afán de realismo, los hay que también echan ñordos. ¿No os lo creéis? Ya lo haréis cuando piséis una caca de plástico por la calle, y la madre de una niña os increpe por romper el juguete de reyes de su hija.

El último artículo digno de mención es Nenuco Está Malito, un pequeño homenaje a la medicina decimonónica. El juguete en cuestión está compuesto por el Nenuco enfermo, una mantita, y demás artilugios médicos (termómetro, jeringuilla, etc.). Por lo visto, Nenuco tiene encima un gripazo de la leche con mucha fiebre y, para curarlo tienes que taparle con la mantita hasta que empiece a sudar la fiebre por la frente. Según las declaraciones de prensa de los ingenieros de Famosa, es probable que el año que viene tengan lista la siguiente versión de este juguete, en la que Nenuco convulsionará, y además podrás hacerle una sangría para sacarle el espíritu de Satanás y así curarlo definitivamente.
Ojo a la cara de estreñimiento del pobre Nenuco

Ya sabéis, si no tenéis nada mejor que hacer estas vacaciones de Navidad, daos una vuelta por el Toys´r Us, y flipad.

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